domingo, 7 de mayo de 2017

¡A bailar!

Pues resulta que en Granada llevábamos años quejándonos de la conexión ferroviaria por puro vicio. Lo han comprobado los pasajeros del tren Al-Ándalus, que hicieron parada en la estación granadina, como si tal cosa. O como si fueran íntimos de Franco, que solía organizar el transporte público a su antojo. Porque ese tren ha utilizado para su trayecto la inviable línea de Moreda. Y ya nos han cabreado al alcalde, Francisco Cuenca, que se lo ha dicho por carta al ministro de Fomento: “Jo, Íñigo, cómo eres… Comprenderás que no salga de mi asombro al comprobar que esa conexión le sea negada a Granada y se use para otros servicios”. Y no es el único. Pero quizá le haya contestado Íñigo que la gente sigue viajando a Granada vía Antequera. Que no quedan billetes de tren desde Madrid o Barcelona en todo el mes de mayo. ¿Alguien lo entiende? Pues sí. Los empresarios de hostelería, que son ya casi tantos como los camareros que trabajan en la ciudad. Porque museos no tendremos muchos, pero bares… No hay ninguna capital en el mundo con tantas barras por kilómetro cuadrado y, por si no eran suficientes, nuestra mayor alegría esta semana ha sido que han vuelto a sacarlas a la calle en el Día de la Cruz, que ha salpicado de nuevo los barrios de botellones. Y es que estamos tan contentos, que la Federación de Hostelería, que ya se frota las manos pensando en el Corpus, quiere llevar la feria al centro de la ciudad. Pero si aquí vivimos una feria permanente. ¿No se han dado cuenta? Si hasta el New York Times dice que las tapas son nuestra “forma de vida”. Pues alguna virtud tendríamos que tener. Así que Granada ha reducido casi un 12% el paro respecto al mes de abril de 2016, y nos está faltando tiempo para montar las casetas. Que con eso y un espárrago –excelente campaña la de este año- hay 11.732 parados menos. No importa si se trata de contratos temporales, a fin de cuentas, estamos de paso, y como vivimos en un estado transitorio, ¡a bailar, a bailar y a bailar! “Ozú, qué zevillanah maz bonitah”, que es donde va a terminar la sede del TSJA. Es lo que otro amante de las tapas granadinas, el cocinero Jordi Cruz, les dirá a sus becarios: “¿Pero no os dais cuenta de lo que aprendéis trabajando? ¿Para qué queréis cobrar?” Menuda pregunta tonta. Ni que hubiera que pagar las tapas en el bar.

IDEAL (La Cerradura), 7/05/2017

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