domingo, 23 de abril de 2017

El juego de la política

Los juegos tienen la virtud de suspender la realidad, aunque haya quien grite los triunfos de su equipo preferido o quien sufra un infarto y se despida de este mundo mientras su equipo lo hace de la Champions. Para ello ni siquiera hace falta encender el televisor, sino que basta con escuchar los exabruptos y pataleos del vecino. Y es que el fútbol, por ejemplo, suele despertar los instintos más primarios del ser humano, aunque se parezca más al chimpancé en esos momentos. Lo saben las casas de apuestas, que se dedican a explotar esos instintos, empobreciendo los bolsillos de los espectadores además de su intelecto. Así, antes y durante los partidos, estas empresas presentan como información lo que es publicidad descarada de una actividad que roza lo delictivo. Y debería serlo invertir cantidades astronómicas en un deporte que proporciona satisfacciones y glorias tan efímeras. Si España invirtiera lo mismo en investigación, tendría un futuro mucho más interesante, aunque esta semana pareciese suspendido por las competiciones deportivas. Pero no es la concepción de lo público que suele tener nuestra clase política, que no hace más previsiones a largo plazo que las electorales. Parece también una combinación ganadora: 20+13,2+4+1,4+0,75+0,15; pero no lo es. En total, serán casi 40 millones de euros los que podrían asumir los ciudadanos granadinos por la gestión del PP en el Ayuntamiento en los últimos años, según informaba Mª Victoria Cobo en IDEAL esta semana. Desde la Azucarera de San Isidro al Pabellón Mulhacén, pasando por la Rober, los juzgados condenan al pago de indemnizaciones por reclamaciones diversas al Consistorio, cuando deberían condenar a personas con nombres y apellidos y al partido al que representan, colaborador necesario para que José Torres Hurtado en Granada o Ignacio González en Madrid lleguen a las Administraciones públicas. Porque los ciudadanos votan a una organización representada por esas personas, y cuando esas personas son detenidas o procesadas, el partido deriva su responsabilidad, como permanentemente hace el Gobierno de España. ¿Alguien recuerda que Ignacio González fue propuesto como presidente de Caja Madrid por Esperanza Aguirre y que fue Mariano Rajoy quien impuso a ¡Rodrigo Rato!? ¿Quién eligió como candidato a la alcaldía de Granada a Torres Hurtado? El juego de la política se nutre de ambiciones personales y de ambiciones de partido, pero las pérdidas las pagan los ciudadanos. ¿Son estas las reglas de la democracia? Con estos personajes y quienes los apoyan partidos y ciudadanos perdemos por goleada. Y ya hay quien pretende romper la baraja.

IDEAL (La Cerradura), 23/04/2017

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