domingo, 4 de mayo de 2014

Alegría



El mes de mayo trae alegría a las ciudades, cansadas de crisis y cifras económicas. Los ciudadanos se contienen a diario, miden las salidas y el gasto, pero la llegada de las fiestas y el buen tiempo logra que se lancen a las calles con ansiedad. Los bares y las playas se desbordan, y los hosteleros hablan de récords de turismo, “las mejores cifras en diez años”. Pero hace diez años usted y yo, como casi todos (los hay que previeron e indujeron la debacle y hoy son más ricos que nunca) vivíamos en la inopia. Pobres españoles convertidos en ricos europeos. Pobres africanos convertidos en ciudadanos españoles. Sudamericanos descendientes de exiliados españoles que pretendían vivir como europeos. Una chapuza económica basada en la locura inmobiliaria que ha devorado los litorales y transformado las ciudades en un inmenso suburbio en pleno siglo XXI. Pero ya no, o no ahora mismo, porque nos negamos en redondo a aceptarlo. Me gusta repetir el comienzo de las “Variaciones temporales” de Rafael Guillén: “El presente es recuerdo y el futuro es pasado, el mañana es ahora y el ayer es mañana, el hoy es un después y el pasado es ahora”. Qué magnífica definición del tiempo, pero también de la alegría y de la especulación económica. Porque según quién conteste a las preguntas, empresarios y políticos parecen hablar del presente, del pasado o del futuro. “La poesía, como dios, como el amor, es sólo fe”, escribía Juan Ramón Jiménez. Lástima que no puedan cambiarse de este modo los números rojos de la cuenta corriente. Es que se trata de microeconomía, como los sobres que “en su puta vida” ha recibido la vicepresidenta del Gobierno. ¡Lo que hay que oír! Las cifras macroeconómicas son otras, según aseguran Luis de Guindos y Mariano Rajoy. ¿Por qué no descienden entonces a lo concreto? Es lo que les ha pedido esta semana el rector de la UGR, Francisco González Lodeiro, junto con el resto de los rectores de las universidades españolas. Si es verdad que se ha acabado la crisis, que vuelvan a invertir en becas, en investigación, en la educación de sus ciudadanos. Y se lo han pedido también miles de extrabajadores en Granada este primero de mayo: “Sin empleo de calidad no hay recuperación. Más cohesión social para más democracia”. Pero me temo que esto no les interesa a nuestros políticos, demasiado acostumbrados a transformar la realidad únicamente repitiendo las mismas mentiras una y otra vez. No les escuchamos. ¿Una puta vida? ¡Anda ya! ¡Alegría!
IDEAL (La Cerradura), 4/05/2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario