domingo, 19 de enero de 2014

Voluntad política


El problema de España no es la economía, sino la voluntad política. Lo evidencian informes como el “Índice Mundial de Libertad Económica 2014”  (http://www.heritage.org/index/heatmap), que critica más bien la corrupción, la presión fiscal o el destino del gasto público en nuestro país, o el demoledor reportaje que firmó Quico Chirino el pasado domingo en IDEAL sobre el Milenio de Granada. La cuestión la explicaba así un político que obviamente no quería dar su nombre: “Es como si te compras una casa y cuando te dan los planos te has quedado en paro”. ¡Y eso hablando de un evento que ha contado con casi 13,5 millones de euros de presupuesto para tres años! En un país en el que estamos acostumbrados a despilfarrar el dinero público en olimpiadas, embajadas autonómicas y demás entretenimientos, al dirigente en cuestión le parecía poco. Pero es que 12.322 euros al día pueden parecerlo si uno se para a ver la magna obra del Milenio, en el que dejando al lado algunas exposiciones de interés y algunos conciertos (¿necesitaba Miguel Ríos un patrocinio en su gira de despedida?), lo más destacado parece haber sido la celebración de un par de partidos de fútbol. Y para esto había que poner de acuerdo al Estado, a la Junta y al Ayuntamiento. Paradójicamente, las únicas iniciativas que le hubieran dado sentido a la celebración, como la rehabilitación del Albayzín y el Sacromonte o la creación de un museo de Historia Andalusí, se han quedado en propuestas. Así, no es de extrañar que, cuando visitan Granada, los artistas exclamen que los rincones del barrio son cuadros del siglo XVII. Claro, es como viajar en el tiempo, que lamentablemente también se ha detenido en nuestra mente y que, sobre todo, ralentiza nuestra voluntad. Probablemente a eso se deba también el rosario de gerentes que han pasado por el Milenio, a los que me imagino escuchando buenos propósitos hasta la hora de convertirlos en realidad. Y entonces, cuando ya no queda tiempo, cuando el ridículo no puede ser más grande, se hace una programación deprisa y corriendo para que el logo del Milenio aparezca en cualquier actividad más o menos meditada, incluso en un escaparate del Corte Inglés. Es decir, que lo único que preocupa es hacer propaganda, para que creamos que esa gente que es incapaz de hacer algo útil con 12.322 euros diarios son responsables públicos. Y lo peor es que ahí siguen, hablándoles del futuro a unos ciudadanos que no se atreven a salir de casa, rojos de vergüenza ajena.
IDEAL (La Cerradura), 19/01/2014

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