domingo, 15 de diciembre de 2013

España no somos todos


La desfachatez del Gobierno ha llegado a la Agencia Tributaria. Ya nos había enseñado que hay unos contribuyentes mejores que otros, y que los mejores son los defraudadores, las infantas o esos tesoreros que llevan y al mismo tiempo no llevan la contabilidad del Partido Popular, como con la claridad mental que le caracteriza ha explicado el presidente Mariano Rajoy. A este Gobierno no le gusta que se reforme la Constitución española, pero obvia el mandato que la norma fundamental establece de que todos contribuyamos al sostenimiento de los gastos públicos según nuestra capacidad económica. Si esto es así, ¿por qué se necesitan cargos de confianza en la AEAT? ¿Por qué no son siempre los altos cargos de la Administración funcionarios de carrera? No hay que ser inspector de Hacienda para imaginar por qué se considera necesario elegir a estos cargos. El ministro Cristóbal Montoro dice que los medios que le critican luego van a verle para solucionar sus deudas. ¿Les está amenazando el señor ministro? ¿Se le ha olvidado la protección de datos de los contribuyentes? La voluntad política se demuestra en los detalles, en el modo de gestionar la Administración pública y en otras afirmaciones grandilocuentes: “La suspensión de la autonomía está prevista en la Constitución”, ha afirmado el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso. Tal como ha manejado el Gobierno “el problema regional”, Artur Mas ha visto el cielo abierto para plantear la consulta a los ciudadanos. Pues ¿quién quiere formar parte de España con un gobierno como éste? ¿Quién va a hablar de solidaridad entre todos los españoles cuando estamos bajo un Gobierno que cree en las diferencias de clase? Salta a la vista que para Mariano Rajoy y sus ministros hay unos españoles mejores que otros, y desde las filas populares nos tienen acostumbrados a oír tonterías sobre los andaluces, los catalanes o quien se tercie. Cierto es que Artur Mas es un dirigente tan incompetente como Mariano Rajoy, pero al menos sabe aprovecharse de la nula iniciativa de éste. Obviamente, en Cataluña van a votar a favor de la independencia, que es en realidad una consulta sobre la propia dignidad. Muchas personas que la tienen hace tiempo que hicieron sus maletas. Para que luego los veamos acudir hipócritamente a los funerales de Nelson Mandela, quien, sin embargo, sí sabía muy bien quién era. Porque la identidad no tiene nada que ver con la piel, el territorio, la lengua o el reparto de los recursos públicos. La estupidez no tributa a Hacienda.
IDEAL (La Cerradura), 15/12/2013

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